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Granada. La precariedad laboral y la "invisibilidad" se ceban con el empleo del hogar

17/04/2010

Cáritas ha presentado un estudio sobre el empleo del hogar en el que se recoge que la situación de precariedad y a menudo de irregularidad de las trabajadoras de este sector -el 90 % de las personas empleadas son mujeres y más de la mitad inmigrantes-, "reduce la influencia para negociar sus condiciones de trabajo y no cuenta con la protección de los servicios de prevención de riesgos laborales en la medida que la forma de contratación hace imposible el registro, control y vigilancia de los accidentes y las enfermedades de trabajo a las que éstas están expuestas".

Asimismo, el informe indica que en Andalucía el fenómeno de la subafiliación es mayor que en el resto de España, así que aunque los datos de la Seguridad Social indiquen que este sector sólo representa el 1,4 % de toda la afiliación a la población andaluza, lo cierto es que para las mujeres es el sector de mayor feminización de la afiliación (93,91%) y llega a concentrar el 11,3% de la afiliación de las personas extranjeras no comunitarias.

El documento indica que la informalidad y precariedad propias del sector, caracterizado por la flexibilidad, invisibilidad, inseguridad y los bajos salarios, conforman el espacio donde se encuentran personas desfavorecidas y con menos oportunidades, que además asumen el trasvase de las funciones de reproducción y cuidados.

Por otra parte, la regulación actual del sector no exige una cualificación específica para el ejercicio del trabajo en el hogar, a diferencia de los servicios de ayuda a domicilio o de atención sociosanitaria.

Hasta julio de 2008 existía la certificación de profesionalidad de "empleada de hogar", pero ese mismo año el Catálogo Nacional de Cualificaciones Profesionales aprobó la cualificación profesional del "empleo doméstico" con su correspondiente certificado de profesionalidad dentro del sistema de Formación Profesional Ocupacional.

El estudio, de ámbito andaluz, abarca también la oferta de estos puestos de trabajo y, al respecto, apunta que tanto la presencia de españolas en el sector como de hombres inmigrantes se ve reducida por el incremento del peso de mujeres extranjeras irregulares trabajando dentro de ese mercado, mientras que en la demanda se indica que aún se maneja la idea de la trabajadora de hogar que hace todas las tareas domésticas.

A raíz del estudio, Cáritas Regional de Andalucía ha hecho público un comunicado en el que constata que el sector de empleadas de hogar se ha convertido en una importante fuente de empleo para mujeres que deseen incorporarse al mundo laboral, si bien su situación de vulnerabilidad aumenta por el aislamiento de las trabajadoras internas, la falta de documentación de las inmigrantes irregulares, las dificultades lingüísticas y las diferencias culturales, aparte de la discriminación que supone que se rijan por un régimen especial (Real Decreto 1424/85), que las desincentiva a afiliarse.

La crisis económica actual ha llevado a muchas mujeres, según Cáritas, a buscar empleo por esta vía. A pesar de que globalmente no llegue a suponer el 1% de las ocupaciones demandadas por todas las mujeres, sí es una de las solicitadas por las mujeres inmigrantes. Para éstas, "empleada de hogar" representa el 5,6% de las ocupaciones demandadas, y "asistente domiciliario", el 1,3%.

Por todo ello, Cáritas propone a las administraciones públicas favorecer la información sobre la contratación y regulación del sector, tanto a familias empleadoras como a las trabajadoras, normalizando los servicios de acceso al empleo, así como integrar el Régimen Especial de Empleados de Hogar en el Régimen General de los trabajadores y equiparar las prestaciones. Cáritas tiene muy claro que no intervenir en el sector es "promover la existencia de un nicho laboral carente de muchos derechos y tendente a la explotación".

A las organizaciones sociales le propone promover la contratación por escrito entre ambas partes, el conocimiento de la regulación existente y sus derechos fundamentales, y a los empleadores que sean conscientes de que pueden contribuir a una situación injusta, desvalorizando a esas personas.

Cáritas propone una serie de estrategias de cambio que básicamente se resumen en, por un lado, derogar el Real Decreto 1424/85 y su necesaria convergencia con el Régimen General de los Trabajadores y de la Seguridad Social; mejorar el conocimiento de las dimensiones del sector de las trabajadoras del hogar; y visibilizar el sector ante la opinión pública.

Además de estos dos, también se pide visibilizar la carga de trabajo en los hogares y las relaciones que genera la falta de corresponsabilidad en los mismos, y elevar la fuerza negociadora de las mujeres trabajadoras, de manera que se potencie su asociacionismo y coordinar y trabajar en sintonía entre las asociaciones.

(Fuente: granadahoy.es)

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