El verano es la época estival que más empleo crea es nuestro país, principalmente al turismo y su consecuente auge del sector servicios. Sin embargo, este aumento de los puestos de trabajo se traduce, con bastante frecuencia, en un aumento de la precariedad laboral. Es decir, aumenta el empleo, pero disminuye la calidad del mismo. Así, es frecuente que los trabajos de verano presenten largas jornadas de trabajo, bajos salarios o incumplimientos de la normativa en prevención de riesgos laborales, entre otras cosas.
Entre los más afectados se encuentra el sector de la hostelería, el comercial y el agrario, ocupados mayoritariamente por jóvenes y extranjeros.
Además, de las malas condiciones citadas al inicio, el trabajo estival de verano se caracteriza por contratos temporales, que no llegan al mes y medio de duración. Todo ello bajo el sometimiento de los trabajadores por miedo a perder el empleo.
No obstante, quizás el hecho más importante, al margen de lo ya arriba citado, es el aumento de los incumplimientos en materia de prevención que hacen que la salud y seguridad de los empleados temporales se vean amenazadas. Entre los riesgos más importantes cabría destacar:
• Mayor exposición al calor y las radiaciones
• El exceso de carga laboral
• El aumento de riesgos psicosociales
• El incremento de los accidentes in itinere
Todo ello, se suma a una serie de incumplimientos comunes de la PRL como son:
• No proporcionar información ni formación
• No llevar el control documental de la PRL
Por todo ello, es necesaria une mejora urgente de los trabajos estivales, sobre todo en los trabajos temporales de verano.
(Fuente: PS prevencion)
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