Juguetes conectados por la red
23/12/2019Son interactivos y pueden comprometer la seguridad y privacidad de los menores.
En las cartas enviadas a Papá Noel y los Reyes Magos, puede que figure un dispositivo con servicio de localización en tiempo real, llamada bidireccional, llamada de emergencia, cámara de fotos y vídeo, linterna, chat de voz, monitor de voz remoto y juego de matemáticas, todo en uno. Ah, y también da la hora. Se trata de un reloj infantil. Y no, no sale en un capítulo de Black Mirror.
Como este juguete existen en la actualidad muchos más en el mercado: desde muñecas, mascotas, drones, robots, coches, y hasta puzles y bloques de construcción. Tienen una característica común: se conectan a internet y comparten datos.
Estos juegos pueden responder a órdenes o preguntas, grabar o transmitir imágenes a través de sus cámaras, reproducir o reconocer la voz del niño para interactuar con él, y permiten a los menores navegar o comunicarse a través de internet.
Todas estas propiedades se convierten en riesgos, según el Centro de Seguridad en Internet para menores de edad en España, llamado Internet Seguro For Kids (IS4K), que ejecuta sus servicios a través del Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE).
Al igual que en el mundo de los adultos, estos gadgets infantiles se enfrentan a la protección y gestión de los datos, con una problemática añadida: los usuarios son menores. Desde la Comisión Europea, la experta Stéphane Chaudron trabaja en el Instituto para la Protección y Seguridad de los Ciudadanos en varios proyectos dedicados a proteger los derechos y la seguridad de los niños en tecnologías emergentes.
La seguridad no es el único problema al que se enfrentan niños y niñas al manipular juguetes conectados. La privacidad es la verdadera amenaza. “Gracias a los sensores, los softwares de los juguetes pueden recopilar datos personales y de juego, como la conversación del niño con su muñeca”, detalla a Sinc Giovanna Mascheroni, investigadora en la facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Católica del Sagrado Corazón en Milán (Italia).
Los juguetes conectados poseen sensores, micrófonos y cámaras que permiten la interacción y el intercambio de información con el niño y con otros dispositivos. El almacenamiento de datos puede suponer un riesgo, según alerta el IS4K, porque se registra información personal, como los datos del menor y su familia, información sobre sus gustos, horarios y localización, y las imágenes grabadas.
Si los datos se usan correctamente, los juguetes pueden aumentar la interacción social e “incluso la empatía”, apunta Jackie Marsh, directora de Aprendizaje y Enseñanza de la Universidad Sheffield, que participó en una conferencia en el último EuroScience Open Forum celebrado en Francia.
En definitiva, los juguetes conectados ayudan a los niños a moldear su futuro digital. Pero todos los expertos coinciden en que los padres deben saber configurarlos de manera segura y aplicar pautas concretas para proteger al menor.
(Fuente: SINC)
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