Los avances tecnológicos de los últimos años y, especialmente, la disponibilidad de información a través de internet, han dado como resultado una mayor visibilidad de la actividad empresarial y una mayor concienciación de la sociedad en general. Como consecuencia, las empresas están cada vez más implicadas con la necesidad de hacer, de manera periódica, un ejercicio de autocrítica y mostrarlo de forma transparente a todos los agentes que intervienen en ella, desde socios e inversores hasta los clientes finales.
«Esta práctica se conoce en inglés como “accountability” y requiere que, además de rendir cuentas, se asuma la responsabilidad y las consecuencias de las acciones emprendidas», explica John Scade, profesor de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) del Máster Internacional en Desarrollo Sostenible y Responsabilidad Corporativa de EOI.
Por su parte, Francisco Hevia, director sénior del Área de Comunicación Corporativa de Llorente y Cuenca, asevera que el hecho de que las empresas hagan un ejercicio de autocrítica y transparencia siempre ha sido relevante. «Inicialmente esto solo se hacía a los accionistas en la junta general, pero después pasamos a los reguladores sociales a través de los medios de comunicación», explica.
La Ley de información no fiscal, aprobada en 2018, nació con el objetivo de ayudar a las empresas en este ejercicio de transparencia a hacer una mejor autocrítica de su situación, pudiendo ponerse de manifiesto ante sus clientes e inversores de una forma fiable.
(Fuente: La Razón)
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