La UMA pone coto al acoso laboral
29/03/2011No tener un empleo es un drama que soportan en la actualidad miles de personas, sin embargo, otras muchas viven cada día en España una tragedia cuando cogen la puerta para ir a trabajar. Unas, porque desempeñan un trabajo que no está acorde con su categoría profesional y son marginadas, y otras, porque no se sienten reconocidas profesionalmente o porque son víctimas del abuso de poder que ejerce sobre ellas un superior.
Estos casos y otros conflictos laborales que nada tienen que ver con situaciones de acoso llevan consigo casi siempre un deterioro físico y emocional que tienen su traducción en el rendimiento profesional.
Consciente de esa realidad, la Universidad de Málaga creó la pasada semana el Comité de evaluación de conflictos laborales, una comisión técnica encargada de evaluar, arbitrar y, llegado el caso, proponer una solución para los conflictos laborales que llevan aparejados trastornos físicos y psicológicos para el personal docente e investigador y para el de administración y servicios de la UMA. Entre sus funciones está la de asesorar, pero no la de tomar decisiones.
Estará formado por cinco personas: un profesor de Psicología Social, que actuará en calidad de director; dos personas del Servicio de Prevención de Riesgos Laborales de la UMA; un representante del PDI (Personal Docente e Investigador) y otro del PAS (Personal de Administración y Servicios). Una vez que la rectora nombre oficialmente a sus miembros, se podrá constituir oficialmente el comité, proceso que se hará en las próximas semanas.
Tendrá como primera misión elaborar un protocolo de actuación y darse a conocer, «con objeto de que el personal funcionario y laboral de esta universidad conozca cómo puede denunciar, a dónde tiene que acudir y qué consecuencias puede conllevar», apuntó el secretario general de la UMA, Miguel Porras.
Para el director del Servicio de Prevención de la Universidad de Málaga, José Antonio Orell, se trata de evitar el «sufrimiento» del trabajador cuando está inmerso en una situación problemática, en clara desventaja y con temor a posibles represalias si denuncia. Sin embargo, Orell hace hincapié en la relevancia de este comité, no solo porque protege a la potencial víctima, sino porque alerta a cualquier trabajador de los mecanismos de la institución para evitar o, si llega el caso, mediar en el problema que pueda provocar.
Según el secretario general de la UMA, los conflictos laborales que se denuncian en un curso son «pocos y de baja intensidad». No obstante, cree que este nuevo comité puede propiciar que salgan a la luz casos que permanecen larvados por miedo a las consecuencias.
Casos reales
Así se refleja al menos en las memorias de los últimos años de la Defensora Universitaria, un servicio, que junto con el de Prevención y el de Recursos Humanos son los que intervienen ahora cuando se dan situaciones de conflicto. Concretamente, el informe de la Defensora de 2009 recogía la queja de un profesor por los problemas que sufría con otro de su área de conocimiento, al considerar que le impedía promocionarse. «Principalmente, sostiene que se ha visto sometido a una campaña de desprestigio personal y profesional», relata el documento. En el de 2010, el caso llega por parte de dos miembros del PAS, que denuncian una situación de acoso laboral en su puesto de trabajo. Otros trascienden el ámbito académico y acuden a los tribunales de justicia, como el caso de una funcionaria que, según denunció, desempeñaba un trabajo que no se ajustaba a su categoría profesional. El caso lo perdió.
En la actualidad, uno de los conflictos que se encontrará el comité encima de la mesa cuando se constituya será el de una becaria que tras ser contratada en el departamento «denuncia que no se le tiene en cuenta ni recibe la atención necesaria para poder desarrollar su trabajo», subraya Porras.
(Fuente: Diario Sur)
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