España ofrece ayuda a Hungría por su experiencia en la gestión de las minas de Aznalcóllar
07/10/2010La ministra de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, Elena Espinosa, ha transmitido este miércoles a su homólogo húngaro su solidaridad y su apoyo, dada la experiencia española en la gestión de catástrofes como la de las minas de Aznalcóllar. Hungría declaró antes de ayer el estado de emergencia en tres regiones occidentales por un vertido de lodo tóxico a causa de la rotura del dique de una empresa de aluminio, un accidente que causó tres muertos, seis desaparecidos y 116 heridos.
En declaraciones a la prensa, la secretaria de Estado de Cambio Climático, Teresa Rivera, ha señalado que en España existen balsas similares, pero más pequeñas, con diferentes materiales y técnicas. Tanto el caso de Aznalcóllar como la vivencia de una situación similar en Rumanía en 2002 motivó la revisión de la legislación europea sobre gestión de residuos mineros, ha recordado Rivera al término de una reunión del Consejo Asesor del Medio Ambiente.
En España hay tres normativas que regulan este ámbito: la ley de responsabilidad ambiental, la ley de prevención y control integrado de la contaminación y el real decreto sobre residuos industriales de minería extractiva. La secretaria de Estado ha subrayado, por otro lado, que el mejor modo de evitar catástrofes como la de Hungría es aplicar medidas preventivas.
Tras explicar que ninguna compañía aseguradora cubre este tipo de desastres, por lo que el peso recae en las arcas públicas, ha añadido que en España este tipo de emplazamientos industriales necesitan para operar una autorización ambiental integrada.
La empresa que ha sufrido el accidente en el país magiar era una instalación "antigua de la ex Hungría del Este. El efecto y el volumen de lo que salido es impresionante", ha concluido la responsable. El vertido tóxico en la localidad húngara de Ajka se produjo por la ruptura de un dique de un material conocido como "barro rojo", una sustancia química muy tóxica, corrosiva y alcalina.
(Fuente: La vanguardia)
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