Los accidentes laborales de tráfico (ALT) son uno de los problemas con mayor importancia en la sociedad actual. Conforme a los datos registrados a través de la Declaración Electrónica de Trabajadores Accidentados (DELTA), en el 2011 se produjeron en España un total de 581.150 accidentes de trabajo con baja, y de estos accidentes, 58.938 fueron ALT, suponiendo un total del 10,1% de los accidentes totales de trabajo.
Según el Informe de Accidentes Laborales de Tráfico del año 2011, elaborado por el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, en España cada día se producen 161 ALT con baja.La mayoría de estos ALT ocurrieron en el trayecto entre el domicilio y el trabajo, concretamente el 72,1%, mientras que durante la jornada laboral destacan los accidentes en misión, que suponen el 23,2% del total de los ALT.
En los accidentes de trabajo leves, el peso porcentual del ALT es del 10 %, sin embargo este se duplica en el caso de los accidentes de trabajo graves en el cual los ALT constituyen el 20,7% y en el caso de los accidentes de trabajo mortales los ALT representan el 31%, es decir, prácticamente uno de cada 3 accidentes de trabajo mortales son ALT.
En comparación con otros países como en Finlandia, en este país los ALT constituyen la principal causa de muerte en el trabajo (Salminen, 2000), mientras que en países como EE.UU. y en Australia representan un 22%y 30% respectivamente de los accidentes mortales (Pratt, 2004; Mitchell et al., 2004).
En España, las profesiones con mayor incidencia de ALT en jornada son los conductores y operadores de maquinaria móvil, junto a los trabajadores de los servicios de protección y seguridad.
Las actividades económicas con mayor índice de incidencia referido a los ALT durante la jornada de trabajo son las actividades postales y de correos y el transporte terrestre y por tubería. Es de reseñar, que conforme a lo que indican las encuestas llevadas a cabo en otros países, los accidentes en los que los conductores de camión son principales responsables son tan solo del 17 % (Summala et al., 1994).
Con respecto al Segundo Informe sobre la Situación Mundial de la Seguridad Vial, realizado por la Organización Mundial de la Salud en el presente año 2013, España se sitúa en el duodécimo lugar, entre los territorios de similar motorización y exposición al riesgo, en fallecidos por cada 100.000 habitantes. Se encuentra por delante de Francia, Austria, Australia, Bélgica, Canadá o EE. UU. Además es uno de los 28 países que dispone de una legislación adecuada para reducir la accidentalidad viaria basada en los factores de riesgo fundamentales: exceso de velocidad, conducción bajo los efectos del alcohol, no utilización del casco en motocicleta, uso del cinturón de seguridad y sistemas de retención infantil.
Las medidas adoptadas por los gobiernos no son suficientes, tal y como demuestra el dato de que cada año en el mundo fallecen 1,24 millones de personas en accidentes de tráfico.
De la misma forma, los accidentes de tráfico implican un importante gasto a la sociedad, estimándose el coste seis veces superior en los ALT con respecto al resto de accidentes de trabajo (Miller et al., 1995; Lin et al., 1997).
El objetivo de la presente comunicación es mostrar que las empresas disponen de los grupos de discusión como metodología eficaz para combatir la siniestralidad con motivo de los ALT en la empresa.
El riesgo laboral vial afecta a la gran mayoría de empresas y a todo tipo de trabajadores, por lo que ha de ocupar una de especial importancia dentro del Plan Prevención de las empresas, integrándose en el mismo.
En cuanto a aquellas medidas de aplicación en las empresas respecto a la prevención de riesgos de accidentes de tráfico derivados del factor humano, se incluirían la vigilancia de la salud específica, programas de formación, comunicación y sensibilización respecto a la seguridad vial.
Relacionado con los anteriores, los grupos de discusión están basados en el clásico experimento de psicología social desarrollado por Lewin (1947) en el como resultado se mostraba que aquellas decisiones tomadas por participación de un grupo de personas, tras el debate y discusión, daba lugar a un cambio notablemente superior en las actitudes con respecto a las sesiones formativas.
En cuanto al funcionamiento de los grupos de discusión en la empresa, formados por grupos de trabajadores, en número adecuado para favorecer la participación de todos ellos, realizando en una primera fase, una recopilación de información entre el personal participantes en la actividad sobre situaciones concretas y problemas diversos sobre la seguridad vial, seguridad de los vehículos, etc., y tras analizarlos y debatirlos, se realizan propuestas al propio personal y a la dirección, para que sean tenidas en cuenta en los planes, proyectos y presupuestos de la empresa.
Por tanto como resultado de estos grupos de discusión, pueden surgir medidas de aplicación para la prevención de los riesgos de otro tipo de factores, aparte del humano, como aquellos derivados de los vehículos y de la organización de la empresa.
Esta metodología ha demostrado ser realmente eficaz en el ámbito de la seguridad y salud (Salminen, 2008), dando lugar a un cambio tangible en la actitud de los trabajadores. En determinados casos se ha conseguido incluso una disminución de los ALT próximos al 80 % (Misumi, 1989), y resulta ser una opción muy rentable para las empresas, ya que no implicaría la contratación de personal externo para llevarlos a cabo, y han resultado ser más eficaces por comparación con otras iniciativas, como aquellas de incentivos a los trabajadores por baja siniestralidad (Gregersen et al., 1996).
Manuel Felipe Sesé
Profesor Universidad Internacional de la Rioja