El sector de la construcción ha sido objeto en los últimos años de numerosos estudios relacionados con las condiciones de trabajo desde el punto de vista de la seguridad y salud de los trabajadores. Una parte de dichos estudios ha estado centrada en las diversas medidas técnicas que es posible aplicar para la mejora de los estándares de seguridad de dichas obras. Otros analizan en profundidad las obligaciones específicas (los Estudios de Seguridad y Salud o los Planes de Seguridad y Salud) o las responsabilidades de determinados agentes, como, por ejemplo, los coordinadores de seguridad y salud en fase de ejecución. También se han estudiado las obras de construcción desde la perspectiva de las responsabilidades y de las obligaciones legales existentes para los diversos agentes que participan en ellas. Del mismo modo, ha sido objeto de tratamiento la obra de construcción a través del análisis de la siniestralidad del sector.
Sin embargo, no es habitual encontrar estudios como el que se aborda en el presente volumen. Un análisis crítico del sector centrado en cada uno de los agentes que participan en las obras y en los organismos, asociaciones, entidades y empresas que de alguna forma pasan a integrar el “mundo” de las obras de construcción.
Un análisis crítico, objetivo, valiente y pormenorizado, realizado alguien que convive dentro del sector, que conoce el mismo desde dentro, viviendo cada día todos y cada uno de los problemas que se pueden suscitar en las obras.
La lectura del texto no puede dejar indiferente a ninguno de los colectivos señalados en el mismo. Lo normal es que todos los agentes que se citan sientan la normal empatía hacia las manifestaciones que hacen referencia a los demás colectivos, pero no ocurre lo mismo respecto a las realizadas al propio. Todos tendemos a exculpar nuestra responsabilidad y a culpar a los demás. Aquí se ha intentado romper dicho esquema, demostrando que todos somos responsables y que es necesario un cambio de actitud de todos. Alguno pensará que determinados agentes han sido tratados de una forma más somera que otros, pero ello, lejos de ser criticable, sirve para espolearnos en la búsqueda de los contenidos que puedan completar dicho análisis crítico, así como en la búsqueda de las soluciones.
Este libro sirve como elemento para la reflexión de las personas y de los colectivos. Es, por tanto, un libro distinto. A través del análisis crítico, hemos intentado preguntarnos cuáles son las posibles soluciones, (como dijo Aristóteles: “Los grandes conocimientos engendran las grandes dudas”). Y concluye de la manera menos cómoda posible, es decir, proponiendo un abanico de medidas o soluciones para el cambio.
En este trabajo se hace una especial referencia a dos puntos clave en la prevención en obras: el diseño seguro y la planificación. Respecto a la planificación, en prevención de riesgos la improvisación es incompatible con los resultados. Los riesgos en materia de seguridad y salud en cualquier sector de actividad, y mucho más en el sector de la construcción, no permanecen inalterados y estables (eso solo ocurre en algunos casos), sino que están en permanente cambio y evolución. Por ello, la actuación reactiva para combatirlos o minimizarlos, en el mejor de los casos puede evitar que se repita un riesgo en su aspecto o configuración conocida, pero no en las diferentes manifestaciones en las que pueda evolucionar.
En una obra de construcción la planificación de los trabajos, de la participación de los distintos agentes, de los distintos oficios, del suministro de las materias primas, es imprescindible para evitar que la obra se eternice o existan espacios temporales improductivos. Pues bien, siendo esencial la planificación en todos los aspectos de la obra, lo es aún más en el aspecto preventivo. Las medidas preventivas conocidas antes del inicio de la obra (en el proyecto, en el Estudio de Seguridad y Salud) y previstas para ser utilizadas en el momento procesal oportuno (en los contratos de arrendamiento de servicios, en el Plan de Seguridad y Salud) no generan sorpresa, quebranto o incomodidad a nadie, pues son consustanciales al avance de la obra en sí. Por el contrario, las medidas preventivas que se improvisan según va evolucionando la obra generan, a veces, más problemas de los que pretenden resolver.
Planificar requiere el compromiso de muchos colectivos y fundamentalmente de aquellos por cuenta de quien se construye la obra. La correcta elección de proyectistas y coordinadores, de la dirección técnica y facultativa de la obra, y de los contratistas, permitirá conocer una obra adecuadamente planificada en todos sus aspectos o no. Además, en la línea de lo señalado, no debe olvidarse que existe una obligación legal para todas las empresas establecida en el artículo 16 LPRL, que no es otra que la de integrar la prevención en el sistema general de gestión de la empresa, tanto en el conjunto de sus actividades como en todos los niveles jerárquicos de esta. La integración de la prevención en el conjunto de actividades implica que aquellas empresas sobre las que recaen las parcelas en las que menos aparece integrada la prevención (proyectos, estudios de seguridad, planes de seguridad) pueden y deben realizar un esfuerzo. Todo ello está recogido en el texto que nos ocupa.
(http://www.diagnosticoprlconstruccion.com/)
Ramón Pérez Merlos
Ingeniero Técnico Industrial
Director del Servicio de Prevención de ETOSA