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Editorial

Cómo mejorar las condiciones de seguridad y salud en las obras de construcción

Mª Carmen Rubio Gámez

Dr. Ingeniero de Caminos, C y P
Profesora del Área de Ingeniería de la Construcción en la ETSICCP de la Universidad de Granada.

El sector de la construcción es uno de los sectores productivos más relevantes de nuestro país, empleando a más de un 12% de la población ocupada. En términos de siniestralidad, registra las tasas más elevadas de los sectores de actividad económica, con un Índice de Incidencia de accidentes de trabajo por encima del doble del valor de la media del resto de sectores.

No obstante, y pesar de que los accidentes de trabajo en la construcción arrojan unos valores inaceptables, tanto en términos absolutos como en índices de incidencia, es de destacar el decrecimiento de las tasas de siniestralidad en los últimos años, especialmente a partir de 2002, de acuerdo con la información del INSHT.

Los datos más favorables corresponden al año 2009, con una disminución del número de accidentes de trabajo totales de un 41,1%, y un 26,2% para el Índice de Incidencia. Aun que hay que tener en cuenta que este año no es el más representativo de la última década ya que coincide con una situación de grave crisis económica, con un descenso de la población trabajadora del 20,2% respecto al 2008.

Los accidentes de trabajo del sector construcción, ocurren en su mayor parte en las obras de construcción y es precisamente por ello por lo que tendemos a identificar, de forma errónea, el proceso constructivo con la fase de ejecución de obra.

El proceso constructivo podemos sintetizarlo en tres etapas: Una primera fase de diseño y elaboración del proyecto, una segunda fase en la que tiene lugar la ejecución de los trabajos del proyecto de obra, y una última etapa de conservación y o mantenimiento. A pesar de que los accidentes tienen lugar en la segunda etapa del proceso constructivo, es en la fase de diseño o proyecto donde el proyectista, en colaboración con el Coordinador de Seguridad y Salud en fase de proyecto tiene la oportunidad de hacer que los futuros trabajos que se realicen en la obra, se hagan en las mayores condiciones de seguridad y salud para los trabajadores. Es el momento de aplicar los principios de la acción preventiva en la solución adoptada en proyecto, pues la gestión preventiva en esta etapa no puede limitarse a la redacción del Estudio de Seguridad y Salud o Estudio Básico.

Para poder integrar la prevención de riesgos laborales en el proyecto es necesario que el proyectista tenga una formación mínima en prevención de riesgos laborales. El proyecto es el documento en el que han de definirse técnicamente los elementos constructivos, procedimientos y soluciones constructivas, para minimizar los riesgos inherentes al proceso constructivo y tratar de evitar, siempre que sea posible, los riesgos evitables.

También debería incluir aspectos organizativos, fijando las obligaciones en materia preventiva del contratista principal en la fase de ejecución.
El proyectista debe promover la integración de los costes preventivos en los precios de las unidades de obra, quedando el presupuesto del Estudio de Seguridad y Salud para actividades específicas y limitadas a la prevención de riesgos laborales en la obra, y no para la adquisición de medios propios de la correcta ejecución de los trabajos.

Concluyendo, la integración de la prevención de riesgos laborales en los proyectos de construcción es la clave para la mejora de las condiciones de seguridad para los trabajadores de la construcción.

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© Cátedra Prevención y Responsabilidad Social corporativa 2011. Actualizada el 20/11/2024
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