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El miedo al radar pisa el freno de la siniestralidad en Málaga

04/07/2010

Los radares fijos instalados en la ciudad no sólo sirven para poner multas y controlar la velocidad. Tras su primer año en funcionamiento, han tenido un efecto inmediato en la tasa de accidentes de las calles donde están ubicados. Es la principal conclusión que se extrae del informe sobre puntos negros en suelo urbano, elaborado por el Grupo de Atestados de la Policía Local, que refleja un drástico descenso en el número de siniestros en esas vías.
Los cuatro dispositivos se instalaron a principios de 2009 en las avenidas Valle-Inclán (en sentido Torremolinos) y Andalucía (sentido centro), la calle Pacífico (sentido Sacaba) y el paseo marítimo Pablo Ruiz Picasso (sentido El Palo). Se trata de cuatro importantes arterias de la capital malagueña, que soportan un gran volumen de circulación y que han estado consideradas durante años puntos negros de accidentes.
Curiosamente, en estas vías la siniestralidad ha caído muy por encima de la media de la ciudad. Más del doble en el último año. Los accidentes han bajado un 20% en las calles donde operan los radares, mientras que en el resto de la capital se ha reducido un 8,3%. Con todo, Málaga cerró 2009 con una tasa de siniestros que se acerca a la de 2002.
El año pasado hubo 5.813 accidentes, 528 menos que en 2008. Si se mira la estadística del año 2007, el descenso es aún más abultado: 1.658 percances. Cuatro siniestros menos al día.
Mayor caída
La avenida de Andalucía es la que ha experimentado la mayor caída. Según los datos recogidos en el informe anual del Grupo de Atestados, de los 78 accidentes registrados en 2008 se ha pasado a 64 tras la instalación del radar fijo. En el paseo marítimo Pablo Ruiz Picasso se produjeron 11 siniestros menos en 2009; en la calle Pacífico, la cifra de accidentes se redujo en siete; mientras que en Valle-Inclán fueron tres menos.
A la vista de las estadísticas, estos dispositivos han tenido un efecto disuasorio en la velocidad a la que se circula por estas calles, que parece estar traduciéndose en una disminución del riesgo de sufrir un accidente. No obstante, cada cierto tiempo 'cazan' a algún conductor que transita por la ciudad a velocidades propias de autovía. A primeros de mes, el radar de la avenida de Andalucía fotografió la matrícula de un turismo conducido por una joven de 21 años que iba a 130 kilómetros por hora en una vía urbana, cuyo límite genérico es 50 por hora. Durante el año pasado, 38 personas fueron imputadas tras ser sorprendidas por algunos de estos radares a más de 110 por hora, conducta que el Código Penal considera delito.
El proyecto municipal de control de la velocidad mediante radares no sólo incluía estos cuatro puntos. El Ayuntamiento pretende sembrar la ciudad con otros once dispositivos -hasta llegar a un total de quince- que se colocarán en vías que son o han sido puntos negros, y que destacan por su alta siniestralidad. Estarán ubicados en la entrada a Málaga por Ciudad Jardín; la avenida de Velázquez; la Carretera de Almería; el Paseo del Parque; la calle Lope de Vega; uno más en el paseo marítimo Pablo Ruiz Picasso y en la calle Pacífico; dos en el puente de las Américas (uno por sentido); y tres (aparte del ya existente) en la avenida Valle-Inclán.
El fenómeno contrario al de los radares es el que están experimentando las calles del centro histórico donde se han instalado pilonas automáticas para regular y controlar el acceso. En 2009, la accidentalidad se ha disparado en los dos cruces donde se han colocado estos mecanismos, que funcionan mediante interfonos y cámaras para la detección de matrículas controladas las 24 horas del día desde el Centro de Gestión del Tráfico del Ayuntamiento.
El caso más llamativo es el de la intersección entre las calles Álamos y Cárcer, donde se ha pasado de tan sólo dos siniestros en 2008 a nada menos que 30 en 2009. En la esquina entre el pasillo de Santa Isabel y la calle Cisneros, los accidentes se han cuadruplicado, pasando de cuatro a 16 en el último año.
Medida adicional
Entre los percances estudiados por la Policía Local, el accidente tipo que predomina es la colisión de los vehículos -tanto de cuatro como de dos ruedas- contra las pilonas instaladas en la vía pública. Aunque los agentes han comprobado que la señalización de estos dispositivos es la correcta, proponen implantar alguna medida adicional que disminuya estas incidencias.
Por el contrario, otras cinco calles consideradas en 2008 puntos negros de la ciudad han dejado de serlo gracias a mejoras en la red viaria. Se trata de las avenidas Blas Infante y Padre Andrés Llordén, las calles Diderot y Alcalde José Luis Estrada, y la Carretera Azucarera-Intelhorce. En estas zonas se han acometido trabajos de reasfaltado, repintado de marcas viales o cambios en la señalización que han contribuido a reducir la cifra de siniestros.
El informe de 2009, sin embargo, contempla otras diez vías que han registrado tasas de accidentes muy por encima de la media respecto a otras calles de sus mismas características y con similar volumen de tráfico. El 'ranking', por orden, es el siguiente: Camino de San Rafael (75 siniestros), avenida de Molière (56), plaza Manuel Azaña (43), avenida Duque de Ahumada (38), plaza de la Solidaridad (32), plaza de la Marina (31), bulevar Louis Pasteur (29), Hilera (28), puente de Armiñán (19) y San Quintín (10), que es una calle adyacente a la plaza de Bailén.

(Fuente: SUR.es)

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