Un estudio reciente ha comparado la posibilidad de contagios en un ambiente sin rachas de aire frente a escenarios con rachas de aire leves o moderadas.
Así pues, los investigadores de la Universidad de Nicosia (Chipre) han descubierto que, incluso con una brisa ligera de 4 kilómetros por hora, la saliva es capaz de viajar hasta cinco metros y medio en apenas cinco segundos.
Esto supone que la distancia mínima entre personas de 2 metros establecida por diferentes organismos de salud pueden no ser suficientes.
En este aspecto, los investigadores destacan que son muchos los factores que pueden afectar y modificar la forma en que la que viajan las gotas de saliva, principal foco de infección de la enfermedad respiratoria.
Algunos de estos factores son el tamaño y la cantidad de gotas, cómo interactúan entre sí y con el aire circundante a medida que se dispersan y se evaporan, o cómo se transfieren el calor y la masa, y la humedad y la temperatura del aire próximo.
Así mismo, los investigadores destacan la importancia de estudiar la propagación en los ambientes interiores, donde el aire acondicionado puede afectar significativamente el movimiento de partículas a través del aire.
(Fuente: Antena 3)
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