Obviamente, un determinado nivel de presión es positivo para lograr un rendimiento, pero sobrepasarlo puede dar al traste con una tarea o un proyecto, además de suponer un perjuicio en la salud del trabajador.
Por lo tanto, es fundamental tener en cuenta las principales causas de la ansiedad laboral. Estas son algunas de las más frecuentes:
Miedo al futuro de la empresa: En un momento de crisis empresarial, los empleados tienen que enfrentarse a lo desconocido y esa incertidumbre puede traducirse en ansiedad laboral.
Expectativas de despidos: Se produce con anterioridad al despido, incluso aunque nunca llegue a ser efectivo. Puede disminuir seriamente la concentración, la motivación y el rendimiento, perjudicando el futuro del trabajador dentro de la empresa.
La ansiedad laboral generada por conflictos con los compañeros: Generan tensión profesional y emocional que puede llegar a contagiarse al resto de la plantilla.
Frustración profesional: Se da, fundamentalmente, en personas con un puesto que entienden que no se corresponde con su experiencia o formación. También puede producirse por tener la sensación de no poder desarrollar todo el potencial o por falta de reconocimiento del talento.
Trato degradante de los clientes: Algunos profesionales se ven expuestos a insultos y situaciones de acoso en muchas ocasiones.
Percepción de no tener suficiente capacitación para la tarea encomendada: El peso de la responsabilidad, el miedo a fracasar y no cumplir con las expectativas, una alta responsabilidad o la poca destreza profesional pueden llegar a producir ansiedad laboral en le trabajador.
Pérdida de control de las tareas: Algunos trabajadores sufren ansiedad laboral cuando los resultados de su actividad no dependen solamente de ellos mismos. La pueden padecer tanto durante el propio desarrollo de su tarea como durante la espera de un desenlace.
(Fuente: prevencionintegral)
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