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La cuestión de la edad para la fuerza de trabajo

27/04/2015

La economía mundial está entrando en nuevo período que verá aumentar el desempleo en los próximos años.

Para 2019, más de 212 millones de personas no tendrán trabajo frente a los 201 millones actuales, según Perspectivas sociales y del empleo en el mundo – Tendencias 2015, una publicación de la Organización Internacional del Trabajo. Este fenómeno, en parte está relacionado con ralentización de la oferta de mano de obra, y esto a su vez, se ve afectado por el envejecimiento de la población mundial.

Ekkehard Ernst, economista principal de la OIT, explica: “El número de personas mayores está aumentando en todo el mundo. La proporción de trabajadores de 55 años o más en la fuerza de trabajo mundial pasó de 10,5 por ciento en 1990 a un nivel sin precedentes de 14,3 por ciento en 2014”.

Ekkehard Ernst estima que para 2030, el número de trabajadores mayores en la fuerza laboral debería aumentar de otros 270 millones para llegar a casi 750 millones de trabajadores. Esto representará más de 18 por ciento de la fuerza de trabajo total.

Más envejece una fuerza de trabajo, mayor es la probabilidad de ralentizaciones del crecimiento económico. Pero no es la edad de la fuerza de trabajo de por sí el problema... sino más bien es el envejecimiento de la población activa lo que hace que una economía sea más vulnerable al debilitamiento del crecimiento.

Ekkehard Ernst explica la diferencia: “De hecho, las economías que tienen una fuerza de trabajo en promedio más vieja tienen mayores probabilidades de experimentar una aceleración de su crecimiento. Los trabajadores de edad son considerados como un factor dinamizante de la economía debido a su mayor experiencia, la cual puede ayudarlos a juzgar de manera más acertada si, por ejemplo, una tecnología beneficiará o no los procesos de trabajo. Pero, cuando la fuerza laboral en sí envejece rápidamente, podría haber un desajuste de las competencias que es más difícil de resolver, ya que las empresas deberán adaptar el lugar de trabajo a las necesidades de los trabajadores mayores”.

En general, los trabajadores de edad pueden estar propensos a adoptar nuevas tecnologías, dado que el progreso tecnológico con frecuencia los favorece, permitiéndoles sustituir los empleos que requieren esfuerzo físico por tareas cognitivas, a las cuales ellos pueden adaptarse mejor que los colegas más jóvenes.

¿Cómo compensarán los países una oferta de mano de obra que envejece? Ekkehard Ernst afirma que los trabajadores mayores deberían ser estimulados a conservar su empleo. Otra parte de la solución consiste en emplear a más mujeres.

Según Ekkehard Ernst: “Las economías que tienen tasas de participación de las mujeres más altas experimentan menos recesiones económicas. Más mujeres trabajadoras no sólo hacen las economías más resistentes a las crisis económicas, además una fuerza laboral más femenina es también un poderoso dispositivo contra la pobreza”.

Para las mujeres, las medidas de estímulo comprenden: horarios flexibles, prestaciones de maternidad y subsidios familiares. Para los trabajadores de edad, se trata de medidas que reduzcan las penalizaciones fiscales para los jubilados

(Fuente:Oganización Internacional del Trabajo)

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