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Javier Aracil, primer ingeniero que se suma a los doctores honoris causa de la UMA

03/12/2013

Dice de él Alfonso García Cerezo que es una persona que vive la universidad y que eso se nota cuando imparte sus clases, «tanto, que ha habido gente que asistía a ellas porque eran un verdadero espectáculo». Este catedrático de Ingeniería de Sistemas de la UMA tuvo ayer la «responsabilidad» de actuar como padrino en el acto de investidura como doctor honoris causa de Javier Aracil Santonja (Alcoy, 1941), doctor ingeniero industrial, licenciado en Informática por la Universidad Politécnica de Madrid y profesor de la Universidad de Sevilla.

Ayer, las mucetas (capa) y los birretes de color marrón sobresalían en el salón de actos del Rectorado, donde medio centenar de doctores y algo menos de público arroparon la incorporación de Aracil al claustro de la Universidad de Málaga.

Son ya más de 30 -desde que en 1981 Jorge Guillén abriese esta insigne lista- los distinguidos por esta institución y los que como Aracil recibieron los elementos que los acreditan con tal honor: el título, el birrete, los guantes, el Libro de la Ciencia y el anillo. Pero el de ayer no fue un acto más. La investidura de Javier Aracil será recordada por ser la primera de un ingeniero, circunstancia que no pasó de largo en el discurso de la rectora de la UMA, Adelaida de la Calle: «Es la primera investidura color oro viejo que enriquece nuestro doctorando honoris causa. Hemos esperado largo tiempo a que llegara este momento. Y ha merecido la pena. Nos felicitamos de la iniciativa de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Industrial de Málaga».

Fue en marzo de 2012, cuando este centro universitario acordó en junta de centro proponer al investigador alicantino para esta distinción, acuerdo que el 21 de junio de este año fue ratificado por el claustro de la UMA.

'Laudatio'

Sus méritos, como defendió su padrino en la 'laudatio', «son difíciles de resaltar en unos breves minutos». Aún así, no escatimó elogios y se refirió a él como «uno de los mejores profesores de su Universidad» y así le fue reconocido con el Premio a la Excelencia en la docencia.

Pero el nuevo honoris causa es también un referente investigador en España y fuera. Su trabajo de investigación en Automática gira en torno a las aplicaciones de la teoría de sistemas dinámicos al modelado y control de sistemas técnicos y socioeconómicos. En este sentido, desarrolló una línea original de investigación, que alcanzó reconocimiento internacional al ser galardonado con el Premio Jay W. Forrester en 1986, un galardón que otorga anualmente la System Dynamics Society por su contribución a este tipo de estudios.

Recibió el Premio Andalucía de Investigación Científica y Técnica Maimónides en 1990 (máximo galardón de la Junta de Andalucía para premiar la investigación científica y técnica). También fue Premio Nacional de Automática, CEA 2006 en reconocimiento por sus importantes contribuciones en el campo de control de sistemas no lineales y por su liderazgo en el desarrollo, promoción y diseminación de la Automática en España.

Es coautor de más de 200 publicaciones, ha dirigido más de 20 tesis doctorales y en sus últimos años de vida académica se ha centrado en estudios sobre Filosofía, Metodología e Historia de la Ingeniería.

A esta faceta «humanista» se refirió ayer el profesor García Cerezo, cuya relación con Aracil se remonta a sus años de preparación de tesis en la ciudad de Vigo con el profesor de la UMA Aníbal Ollero. Para García Cerezo, este perfil histórico «es muy interesante, porque a veces se olvida la verdadera dimensión de una carrera con 150 años vida». No en vano, Aracil puso en marcha 'Metodología e Historia de la Ingeniería', asignatura común a los cinco títulos de Ingeniera de la Escuela de Ingenieros de Sevilla.

El propio homenajeado recordó sus inicios e hizo un repaso por el caminar de las Escuelas de Ingenierías, en lo que denominó 'Loa de la técnica y del mundo artificial'. En su discurso, se esforzó por explicar qué es lo que define más a la especie humana: ¿el saber o el haber construido el mundo artificial? «¿Qué definición sería más apropiada: 'Homo sapiens u Homo faber'?».

Aracil defendió que el hombre actual lo es en la medida en que ha alterado el mundo natural en su propio beneficio y «para la formación de ese mundo artificial es primordial el arte del ingeniero, la clarividencia para producir cosas útiles».

Aracil dejó claro que mientras el ingeniero busca, en primera instancia, la utilidad, el científico trata de saber, de saciar la curiosidad y luego «ya busca posibles aplicaciones a ese conocimiento».

(Fuente: sur.es)
(Imagen:sur.es)

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