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Nuevo libro de la OIT: La repartición del trabajo puede salvar empleos en tiempos de crisis

25/06/2013

La repartición del trabajo ha sido utilizada para preservar empleos durante la Gran Recesión de 2008-2009 y posteriormente, y puede ser considerada como una estrategia que puede ayudar a generar nuevos puestos de trabajo, según un nuevo libro de la OIT.

Work sharing during the Great Recession, New developments and beyond (La repartición del trabajo durante la Gran Recesión, nuevas formas y perspectivas) – editado por los investigadores de la OIT Jon C. Messenger y Naj Ghosheh – muestra que se ha registrado un drástico resurgimiento de la repartición del trabajo como una herramienta eficaz de la política del mercado laboral para preservar los empleos existentes en tiempos de recesión económica.

“Si las políticas de repartición del trabajo son concebidas e implementadas correctamente, el resultado puede beneficiar a todas las partes”, explicó Messenger. “Los trabajadores pueden mantener sus empleos; las empresas logran sobrevivir y estar en una buena posición cuando se restablezca el crecimiento, mientras que los gobiernos y la sociedad como un todo pueden ahorrar sobre los costos del desempleo y la exclusión social.”

Existen básicamente dos tipos de medidas de repartición del trabajo. La primera es cuando una empresa decide reducir las horas de trabajo de su personal a fin de distribuir un menor volumen de trabajo entre el mismo número o similar de trabajadores para evitar los despidos.

El ejemplo mejor conocido quizás sea el programa Kuszarbeit en Alemania, el cual salvó unos 400.000 empleos según dice esta publicación, e involucró a cerca de 1,4 millón de trabajadores durante el momento más álgido de la crisis en mayo 2009.

Japón también logró conservar alrededor de 370.000 empleos gracias a sus medidas EAS de repartición del trabajo, que beneficiaron a más de 2,5 millones de trabajadores.

Paralelamente, el programa de reducción de las horas de trabajo en Turquía, el más importante en un país en desarrollo, salvó cerca de 100.000 empleos.

En Estados Unidos, unos 165.000 empleos fueron salvaguardados en 2009 gracias a un número reducido de pequeños programas de desempleo en ciertos estados, que incitaron al Gobierno Federal a adoptar una nueva ley de repartición del trabajo.

El éxito de estas medidas temporales de repartición del trabajo vinculadas a la crisis para preservar los empleos durante la Gran Recesión plantea una pregunta interesante: ¿Pueden ser utilizadas medidas similares más permanentes para incrementar el empleo?

Este segundo tipo de repartición del trabajo ocurre cuando un gobierno favorece la reducción de las horas de trabajo a fin de estimular la contratación de personal adicional y así incrementar los niveles de empleo. Puede ser implementado en cualquier momento, no sólo durante los períodos de crisis.

Este tipo de medidas permanentes comprenden desde la reducción de la semana de trabajo impuesta por la ley en un país, la negociación colectiva en industrias específicas, hasta el uso de un impuesto u otros incentivos (como la reducción de los impuestos sobre la nómina de personal o créditos fiscales) para las empresas que observan estas medidas.

Los datos presentados en este libro sugieren que gracias a estas medidas es posible obtener modestas mejoras en el empleo, una conclusión importante dada la persistencia de la crisis mundial del empleo.

El libro ofrece además un análisis detallado de los programas de repartición del trabajo en tiempo de crisis en el mundo, tanto en Europa – en particular Alemania, Austria, Bélgica, Francia y los Países Bajos – como en Estados Unidos, Japón, Turquía y Uruguay.

Basado en este análisis, el libro destaca que la eficacia de los programas de repartición del trabajo dependen del apoyo por parte de los gobiernos e incluye:

- criterios de elegibilidad equilibrados para las empresas y los trabajadores,
- formalidades administrativas mínimas para las empresas,
- flexibilidad en la cantidad y los modelos de ordenamiento del tiempo de trabajo,
- complementos salariales para los trabajadores afectados (llamada “compensación de la reducción del tiempo de trabajo”), y
- establecimiento de una duración razonable pero limitada de los subsidios de repartición del trabajo para minimizar los efectos de “peso muerto” (es decir el riesgo que los subsidios de repartición del trabajo sean otorgados a empresas que en cualquier caso no habrían estado involucradas en despidos).

“Aún cuando la repartición del trabajo, en sus dos formas, no es una ‘solución milagrosa’, puede ser una de las medidas que contribuye a promover el empleo, conciliar la vida laboral y familiar, favorecer empresas y economías más sostenibles y, a fin de cuentas, sociedades más justas”, concluyó Ghosheh.

Más información: http://www.ilo.org/travail/areasofwork/working-time-and-work-organization/WCMS_215601/lang--es/index.htm

(Fuente: Empresalud)

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