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Cuando el trabajo se convierte en un campo de batalla

14/03/2013

La OIT destaca el tema del acoso sexual en el lugar de trabajo en ocasión del Día Internacional de la Mujer el 8 de marzo. El lema este año es “Detener la violencia en el trabajo”.

Sisandra, 28 años, conoce demasiado bien el impacto del acoso sexual en el lugar de trabajo.

Como técnico de telecomunicaciones, ella trabaja en un ambiente dominado por hombres en Durban, Sudáfrica.

“Mi director ejecutivo entró a mi oficina y me pidió mi número de teléfono, yo se lo dí. No le pregunté porqué lo quería ya que es una persona mayor y muy respetada por todos en la empresa gracias a su posición. Entonces comenzó tocarme los senos y otras partes íntimas”.

“Me sentí muy incómoda y lo detuve. Salí de la oficina y le dije que iba a informar lo sucedido a mi supervisor. Me sentí violada y asustada. Pero aunque dije que denunciaría lo sucedido, no tuve el valor de hacerlo porque pensé que podía perder mi empleo”, recordó Sisandra.

La experiencia de Sisandra no es un caso aislado. De acuerdo con cifras de la ONU, entre 40 y 50 por ciento de las mujeres en la Unión Europea son víctimas de propuestas sexuales indeseadas, contacto físico, insinuaciones verbales u otras formas de acoso sexual en su lugar de trabajo; en los países de Asia-Pacífico la incidencia es de entre 30 y 40 por ciento.

En Australia, según la Comisión de Derechos Humanos del país, 25 por ciento de las mujeres han sido acosadas sexualmente en el lugar de trabajo. Los hombres también pueden ser víctimas de acoso sexual, pero es mucho menos frecuente.

“El acoso sexual y otras formas de hostigamiento y abuso – físico, verbal o psicológico –, la intimidación, la agresión, el estrés y la violencia relacionados con el trabajo afectan a todas las profesiones y sectores, y tanto a las mujeres como a los hombres”, declaró Jane Hodges, Directora de la Oficina para la Igualdad de Género de la OIT. “Sin embargo, no existe ningún tratado internacional en materia de derechos humanos que prohíba de manera explícita la violencia contra las mujeres, y la cuestión sigue estando mal definida y comprendida en el marco del derecho internacional relativo a los derechos humanos”.

Como en el caso de Sisandra, uno de los principales problemas es que muchas mujeres no denuncian el acoso por temor a perder su empleo. El costo para los trabajadores está representado por un aumento del estrés, la pérdida de la motivación y un incremento del riesgo de accidentes en el trabajo. “La violencia y el acoso en el lugar de trabajo constituyen un obstáculo importante para que las mujeres tengan acceso y logren progresar en los mercados laborales. Erosiona las condiciones decentes de trabajo”.

También es costoso para las empresas: “Este es un problema muy importante para los empleadores. El acoso en el lugar de trabajo genera absentismo, incrementa la rotación del personal y disminuye el rendimiento y la productividad laboral”, explicó Deborah France-Massin, Directora de ACTEMP, la Oficina de Actividades para los Empleadores de la OIT.

Además de la OIT, este problema preocupa a muchos empleadores: “La violencia en el mundo de trabajo es una cuestión de derechos humanos. Un enfoque adecuado para eliminar la violencia en el trabajo implica atacar las causas que dan origen a las prácticas discriminatorias y conocer las grandes diferencias de los contextos regionales, culturales y sociales”, señaló Brent Wilton, Secretario General de la Organización Internacional de Empleadores (OIE), la cual representa a más de 150 federaciones de empresas y empleadores de todo el mundo.

Luchar contra el acoso sexual
Entre los esfuerzos de la OIT para combatir este tipo de violencia en el lugar de trabajo, se encuentra la implementación de dos proyectos en Bangladesh y Sri Lanka. Además, la OIT ha establecido asociaciones con otras agencias en diversos programas en Brasil, Sudáfrica, India y China.

Los expertos de la OIT, trabajando en colaboración con los sindicatos y los empleadores, han contribuido con la elaboración de guías y códigos de conducta en materia de prevención del acoso sexual en diversos países, incluyendo China y Vietnam.

Algunos sindicatos han incluido cláusulas sobre acoso sexual en los acuerdos colectivos y se ocupan de las quejas a través de procedimientos disciplinarios y de reclamaciones establecidas, explicó Dan Cunniah, Director de ACTRAV, la Oficina de Actividades para los Trabajadores de la OIT:

“ACTRAV considera el acoso sexual como una forma de violencia en el trabajo. Repudiemos y eliminemos el acoso sexual del lugar de trabajo a fin de salvaguardar la dignidad e igualdad de los trabajadores”.

Los investigadores de la OIT también están midiendo la incidencia mundial de la violencia en el trabajo, mientras que los gobiernos reciben apoyo para elaborar e implementar nuevas leyes.

En Vietnam, por ejemplo, la OIT ofreció asesoramiento para la elaboración de un nuevo Código del Trabajo, que entrará en vigor en mayo 2013, el cual prohíbe el acoso sexual en el lugar de trabajo por primera vez.

Una parte del desafío consiste en cambiar las actitudes. Muchas personas quitan importancia al problema, reduciéndolo a “sólo un poco de diversión”. Pero, dijo Jane Hodges, el acoso sexual tiene efectos dañinos en muchos niveles:

“Es un tema de derechos humanos, así como un problema de salud, de educación y socio económico. La violencia en el lugar de trabajo es un problema oculto, pero con consecuencias muy tangibles”.

Califica como acoso sexual:

Cualquier comportamiento verbal, no verbal o físico de naturaleza sexual u otro comportamiento basado en el sexo, que afecta la dignidad de las mujeres y de los hombres, el cual es no deseado, irrazonable y ofensivo para el destinatario.

El rechazo de una persona, o la sumisión a ella, siendo este comportamiento utilizado, explícita o implícitamente, como el fundamento de una decisión que afecta el trabajo de esa persona;

Un comportamiento que crea un entorno laboral intimidatorio, hostil o humillante para el destinatario.


(Fuente: OIT noticias)

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