«Es imperdonable que siga muriendo gente por caerse de un andamio, eso es evitable»
29/04/2011Ya ha cumplido tres años al frente del Centro de Prevención de Riesgos Laborales. Tiempo suficiente para hacer balance y plantearse nuevos retos. Al respecto, Manuela Mojarro celebra la reducción del índice de incidencia de los accidentes en el trabajo -«que ha descendido un 42%»- aunque matiza que mientras que siga habiendo un muerto en la estadística, el balance será negativo. Lo que no perdona son los siniestros evitables, es decir, aquellos que son fruto de una mala gestión de la prevención, «como la caída de un obrero de un andamio». «Esos ya no los podemos consentir», advierte con motivo del Día Internacional de la Seguridad en el Trabajo.
-¿Qué lectura hace de su primer trienio en el Centro de Prevención?
-Han sido tres años muy intensos y a mi juicio bastante productivos si miramos la evolución de los datos de siniestralidad. En términos absolutos los accidentes van a la baja, pero la caída es más significativa si cabe si se relativiza con el número de afiliados en alta en la Seguridad Social. Este índice de incidencia ha diminuido un 42% desde 2006, pasando de un ratio de 57,55 accidentes por mil trabajadores a los 33,24 al cierre de 2010.
-Estoy contenta con los resultados, que no son más que el fruto del plan estratégico de riesgos laborales coordinado junto a agentes sociales y económicos. Sin la implicación de todas las partes, incluidos los empresarios, esto no sería posible. Sin embargo, aún queda mucho trabajo para llegar al objetivo de siniestralidad cero. Lo que sí es satisfactorio es que las actuaciones emprendidas están funcionando y dando muy buenos resultados, como es el caso del programa de técnicos habilitados.
-Se trata de una iniciativa que pusimos en marcha en enero de 2008 gracias a la Ley de Ordenación de la Inspección de Trabajo, que da competencias a las comunidades autónomas para habilitar a estos asesores técnicos, cuya labor es una especie de avanzadilla de la de los inspectores. Estos profesionales se encargan de revisar los equipamientos de empresas que tradicionalmente no estaba abordando Trabajo, como el sector agrícola, el panadero, el metálico, el de los hoteleros o el de los bares. Hemos seleccionado centros con un alto índice de siniestralidad, los hemos visitado sin avisar y en caso de anomalías se les ha instado a subsanarlas. En tres años hemos visitado unos 2.200, de los que la mayoría ha colaborado y ha mejorado su gestión de la prevención, lo cual es clave para reducir los accidentes.
Menos inversión por la crisis
-¿Diría que el empresario se ha relajado en materia de prevención por culpa de la crisis?
-No es mi impresión. El grueso reacciona bien a nuestros requerimientos y, aunque con esfuerzo, soluciona las deficiencias. En líneas generales están cumpliendo. Lo que sí es cierto es que la situación de crisis impide hacer más inversiones para mejorar las condiciones laborales. Por eso deseamos que pase ya.
-Los sindicatos siguen demandando más inspecciones, ¿cree que las que hay son insuficientes?
-Aunque estamos coordinados directamente con ellos, el cuerpo de inspectores depende del Ministerio y de la Consejería de Empleo. Pese a ello, por la información que tengo me atrevería a afirmar que tras el aumento de los últimos años los que hay sí que son suficientes.
-En líneas generales, la siniestralidad ha descendido, pero los accidentes mortales repuntaron un 21% en 2010, ¿a qué se debe?
-Al aumento de los siniestros de tráfico 'in itinere'. Mientras que los accidentes en jornada se mantienen, los ocurridos de camino al trabajo o en desplazamientos entre centros de empleo han crecido un 102,9%.
-¿Y cómo prevén atajarlo?
-Nosotros seguimos actuando a través de la formación y la organización de jornadas para sensibilizar de la importancia de evaluar también los riesgos que entraña la movilidad en las jornadas de trabajo. Las empresas deben empezar a hacer planes de seguridad vial para sus empleados. De todos modos, hay un dato positivo: que los accidentes traumáticos en jornada (los evitables, y que suelen ser culpa de una mala gestión en prevención) han caído de seis a cuatro en 2010. Y estos son los que no podemos permitirnos a estas alturas, que muera un trabajador por caerse de un andamio. Porque eso no el mala suerte.
(Fuente: Diario SUR)
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