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Ansiedad, estrés... ¿Qué le duele al empleado?

30/04/2011

Un simple malentendido a la hora de desempeñar una tarea en el puesto de trabajo puede derivar en un problema que, a la larga, supone un cuadro de estrés de difícil solución. Este ejemplo tan simple lo explica Antonio de Dios, director del departamento de psicología de USP Hospital de Marbella, quien reconoce que el estrés y la ansiedad son algunas de la dolencias más comunes entre los trabajadores. Fátima del Hoyo, responsable de prevención de riesgos laborales de Randstad, asegura que, según un estudio elaborado este año, un 60% de las bajas laborales se deben a patologías causadas por el estrés.

Datos que confirman que, a causa del trabajo, a los empleados lo que más les duele es el alma. Para Del Hoyo, “la actual situación económica ha provocado un rebrote de determinadas dolencias que ya existían con anterioridad, pero que no tenían tanta repercusión en la sociedad. Patologías que están directamente relacionadas con la ansiedad y van desde el síndrome del quemado hasta la dependencia del estrés, es decir, aquellas personas que necesitan el contacto laboral a diario”.

Pero no todas las bajas laborales son causadas por problemas psíquicos. Antonio Iniesta, presidente de la Asociación Española de Especialistas en Medicina del Trabajo, señala que “muchas incapacidades temporales tienen su origen en problemas físicos. Las causas son variadas, las hay infecciosas epidémicas (gripe, dolencias respiratorias, etc.), osteomusculares, cardiovasculares y respiratorias”. En cuanto a los accidentes laborales, los datos publicados por el Ministerio de Trabajo e Inmigración en el último Boletín de Estadísticas Laborales correspondiente 2010, confirman que los más frecuentes fueron los esfuerzos físicos, con un 38,8%, siendo el sector servicios el que más casos acumuló.

Para la doctora Alicia de la Cuerda, directora del departamento de prevención de riesgos laborales de HM Hospitales, los datos de todas las enfermedades laborales deben hacer reflexionar a los responsables empresariales sobre la importancia de la búsqueda del bienestar físico y psicológico de los empleados. “El diseño del puesto de trabajo es una cuestión muy seria. La iluminación, el tamaño de la mesa o la forma de la silla no son solo cuestiones estéticas. Una mala posición puede derivar en una dolencia con consecuencias a largo plazo que repercuten en el rendimiento y la productividad”, comenta.

Lo mismo ocurre con los problemas ocasionados por el estrés. “El cerebro, al igual que el cuerpo, necesita periodos de descanso. Si hacemos con nuestra mente lo mismo que con nuestro cuerpo, es decir, darle el descanso necesario, probablemente nos iría mejor. Las neuronas consumen mucha energía y se requieren unos minutos de descanso cada hora u hora y media para recuperarla”, señala De Dios. Frenar el ritmo de trabajo es una obligación para seguir siendo productivo y más en este momento en que la coyuntura económica no ayuda.

Para Ángeles Castejón, médico del trabajo en el hospital USP San Carlos, “prevenir cuadros de estrés es muy complicado y pocas veces este tipo de problemas se derivan a las mutuas. El individuo acude al médico de familia porque piensa que su dolencia no está relacionada con el trabajo. No se atreven a reconocer su problema”. Una opinión que comparte De la Cuerda: “Parece que está mal visto admitir que tienes un problema psicológico, sea el que sea, y se prefiere pedir una baja por contingencia común”.

Una posible solución para detectar los problemas que agobian a los empleados es realizar una evaluación del riesgo psicosocial. Para De la Cuerda, “con este método, basado sobre todo en entrevistas personales con los trabajadores y con un diálogo distendido, se obtiene información muy valiosa de las deficiencias a la hora de realizar una tarea. A partir de ahí se puede elaborar un plan de acción que permita al profesional realizar a gusto su trabajo”.

Del Hoyo también insiste en “la importancia de establecer canales de comunicación efectivos que ayuden a hacer un mejor seguimiento de la evolución de sus profesionales”.

Alberto Bocchieri, socio director de Neumann International, defiende que “los jefes son los responsables de crear buen clima y motivar a su plantilla, deben incrementar el rendimiento de sus colaboradores”. Asimismo explica que ellos, a través del programa para directivos Corporate Atlet, explican a los ejecutivos que “cambiar la rutina de trabajo es una de las opciones para rendir más y no caer en la ansiedad”. Practicar hábitos alimenticios saludables en el horario laboral, realizar alguna actividad física y parar unos minutos después de comer son algunas de sus recomendaciones. Pero el mayor de los problemas es que “somos incapaces de reconocer que la mente y el cuerpo son uno. Afrontamos mejor un problema físico que uno psicológico y no nos damos permiso para tratarlo porque creemos que no tiene importancia”, afirma De Dios.

Cuando el trabajo puede llegar a matar
Hay muchas personas que consideran que el trabajo es una maldición bíblica. Sin embargo, para muchas otras la verdadera maldición es no tenerlo. En los tiempos que corren, un empleo es un tesoro. Por eso, la desesperación por conseguir uno es una dolencia que, en casos extremos, puede llegar a provocar la muerte. Un triste ejemplo es el de la británica Vicky Harrison, una joven de 21 años que se suicidó tras ser rechazada en más de 200 entrevistas de trabajo. A Vicky, estar en paro durante tanto tiempo le parecía humillante y, por eso, decidió acabar con su vida.

Afortunadamente este espeluznante caso es una excepción, pero evidencia que el entorno laboral puede llegar a ser muy hostil. Los suicidios en la empresa France Télécom son otro ejemplo de las consecuencias de un ambiente de trabajo con duras y exigentes condiciones. En concreto, los suicidios de 26 empleados podrían ser debidos a los traslados fulminantes a los que se les forzaba y al mal ambiente que reinaba en la compañía. Es cierto que el hecho de que el entorno laboral sea hostil no es nada nuevo. Situaciones especiales como desempleo, fusiones o acoso laboral afectan a dimensiones básicas de la autoestima. Por ese motivo, los expertos afirman que es vital estar atento a los primeros síntomas para combatirlos antes de que se conviertan en un problema de mayores dimensiones.

(Fuente: Expansion.com)

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