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Los malagueños se ponen las pilas con el ahorro de energía

21/03/2011

Cada vez que apaga la luz en una habitación vacía, aparca el coche para coger el autobús hasta el trabajo o baja la temperatura de la calefacción le está haciendo un favor a su bolsillo, y de paso al medio ambiente de la provincia. La suma de millones de pequeños gestos como estos ha hecho posible que Málaga consiga una rebaja del 7,7% en el consumo de energía, según el último dato conocido (2009). O lo que es lo mismo, se han dejado de consumir 183 kilotoneladas equivalentes de petróleo respecto al año anterior (una kilotonelada equivale a mil toneladas).

Confluyen múltiples factores, y la caída de la actividad económica y el encarecimiento del petróleo tienen mucho que ver, especialmente en lo que respecta al consumo de combustibles. Pero hay otros que no están directamente marcados por la crisis y que hablan de una mejora de la concienciación ciudadana sobre el uso sostenible de los recursos. Así ocurre con el avance del transporte público, especialmente en la capital; el aumento de la instalación de placas solares para obtener agua caliente en los hogares y el descenso en el consumo de fuentes de energía primaria, como el gas. En lo que respecta a la electricidad hay voces discordantes, según a quién se pregunte.

Diversos estudios, entre los que se encuentra el anuario energético que elabora la Agencia Andaluza de la Energía (dependiente de la Junta); el informe anual del Observatorio Provincial de Sostenibilidad en Málaga (de la Diputación) y los datos de la Delegación de Economía e Innovación coinciden en que Málaga va por el buen camino hacia una forma de vida más sostenible. Aunque todavía, como se decía antes sutilmente en las notas de los niños, «necesita mejorar».

Transporte público al alza

El primer factor de ahorro es el referido al consumo de petróleo y sus derivados. Mientras que el transporte público gana terreno mes a mes, el uso del vehículo privado sigue en detrimento. La Empresa Malagueña de Transportes (EMT) alcanzó durante el ejercicio 2010 la cifra récord de 45,66 millones de usuarios, lo que supone 1,2 millones de viajeros más que en 2009 (gana casi el 3%). Cabe recordar que la tendencia nacional y andaluza en el uso del autobús ha ido a la baja en el mismo periodo. Además, en el caso de la capital el 80% de la flota, compuesta por 260 vehículos, funciona con biodiesel y con gas natural comprimido; y el resto lo hacen con un motor de gasóleo de bajo consumo y equipados con el sistema 'AdBlue', que minimiza las emisiones contaminantes. Además, la EMT ensaya desde hace años con vehículos eléctricos.

A su vez, el Consorcio de Transporte Metropolitano de Málaga, en el que se integran los trece principales municipios del entorno de la capital, salvo Torremolinos y Fuengirola, movió el pasado año a 9,3 millones de personas, por lo que prácticamente iguala al registro de 2009 (aunque levemente al alza). Las cifras actuales suponen 700.000 viajeros más que antes de la constitución de este organismo, en 2003. Estos datos a buen seguro aumentarán con la puesta en servicio del metro.

Llama la atención que un número creciente de ciudadanos está apostando por alternativas de movilidad. Así, frente al descenso de las matriculaciones de turismos, la Jefatura Provincial de Tráfico constata un incremento en las ventas de motocicletas, con casi 9.000 unidades más entre 2008 y 2010. A su vez, el uso de la bicicleta, aunque todavía es escaso, comienza a abrirse camino gracias a la implantación de carriles bici.

Menos gasolina

En el otro extremo, Málaga es la provincia andaluza con un mayor descenso del gasto de petróleo, de casi un 5%. Si se tiene en cuenta solo el empleo de gasolina y gasóleo para automoción, el desplome en los dos últimos años supera el 10%, según el Observatorio de Sostenibilidad. En este factor influyen especialmente el fuerte alza de los precios y el aumento del desempleo, que ya se dejaba notar el pasado año y que se ha agravado en fechas recientes. Pero también se nota una reducción del uso del vehículo privado para usos lúdicos, de fin de semana.

La Asociación de Empresarios de Estaciones de Servicio de Andalucía eleva incluso los cálculos de las instituciones y estima que en los tres años desde el estallido de la crisis las ventas de carburantes se han desplomado un 20%. El uso de biocarburantes (mezcla del tradicional y un derivado de aceites o etanoles vegetales) ha crecido y ya supone el 3,3% del total. Aunque todavía es anecdótico, medio millar de malagueños han apostado por la compra de automóviles de propulsión híbrida (que combinan un motor de gasolina con otro eléctrico para reducir el consumo).

En el caso de la electricidad depende de las fuentes que se consulten. Mientras que los observatorios de la Junta y la Diputación afirman que es el único factor de consumo que sigue creciendo (un 5,6% más), el sector rebaja considerablemente esta optimista cifra y apunta a un leve aumento del 1,6% en el último año. Además, fuentes de las operadoras destacan que, respecto a 2007, se habría producido un descenso del consumo eléctrico del 10%.

La paradoja eléctrica

Lo cierto es que hay elementos que apoyan una y otra tesis, puesto que, a pesar de la extensión de las medidas de ahorro en los hogares, este recurso le ha ganado la partida a otros, sobre todo al gas, a la hora de cocinar (placas vitrocerámicas y de inducción) pero también para calentar el agua (acumuladores) y para la climatización (aire acondicionado).

En este punto, el informe provincial tiene en cuenta que la población malagueña ha seguido creciendo en el último año: «La componente demográfica tiene una especial incidencia en Málaga, ya que sus ratios de demanda residencial superan en más de diez y casi veinte puntos porcentuales los índices de Andalucía y España». A lo que añade: «El factor población siguió creciendo en la provincia, a pesar del elevado paro, contribuyendo al ascenso del número de hogares o a la densificación de éstos».
Con todo, que aumente el uso de la electricidad no se puede considerar del todo negativo a efectos medioambientales, puesto que parte de la generación procede de recursos renovables, especialmente la energía eólica, que está viviendo una importante implantación en la provincia. Ello contrasta con el empleo del gas en los hogares, sobre todo el butano, que va en descenso, y según los datos de las instituciones ha perdido más de un 4%.

La mejora de la conciencia medioambiental (y de la gestión económica) de los ciudadanos se hace especialmente patente cuando se tiene en cuenta la evolución de la energía solar térmica en uno de los territorios con más horas de sol de Europa. En la actualidad existen 111.132 metros cuadrados de paneles instalados para generar agua caliente, lo que supone un 21,6% más que en 2008, según los datos de la Delegación de Economía e Innovación, que ha constatado una apuesta decidida en favor de esta tecnología.
Desde la puesta en marcha del programa de subvenciones al desarrollo energético sostenible 'A+', en febrero de 2009, se han tramitado más de 5.000 subvenciones a proyectos para la instalación de sistemas termosolares, de los que casi 3.300 corresponden a placas solares térmicas en los hogares. Y ello a pesar de la inversión necesaria (entre 1.500 y 3.000 euros) que solo se amortiza a medio plazo. Aunque queda mucho por hacer, los malagueños al menos comienzan a mirar a la energía de otra manera.

(Fuente: Diario Sur)

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