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¿Qué se hace ante un accidente nuclear?

13/03/2011

Un terremoto. Una explosión. Un fallo técnico. No es sencillo que se produzca un accidente de gravedad en una central o instalación nuclear pero cuando es así, existen mecanismos protocolizados para actuar y paliar las consecuencias, en la medida de lo posible.

En principio, toda anomalía en una instalación nuclear es susceptible de activar un plan de emergencia adecuado. Para valorar el grado de importancia existe la 'Escala Internacional de Sucesos Nucleares' (INES), que establece siete niveles basados, según el Foro de la Industria Nuclear Española, "en el alcance del impacto radiológico y la degradación de las barreras físicas". Además de a las centrales se aplica a otro tipo de instalaciones o incluso a los medios de transporte de material radiactivo.

La gradación va desde la denominada 'Desviación', una suerte de 'nivel 0' en la que no existe riesgo de ningún tipo, hasta el 'Accidente muy grave' (nivel 7) en los que los efectos fuera del emplazamiento son muy graves y con efectos muy importantes sobre las personas y el entorno, caso, por ejemplo, del accidente de Chernóbil en 1986. Hasta el nivel 3 inclusive se considera 'incidente'; desde el 4, 'accidente'.

Fukushima: nivel 4, inicio de las preocupaciones
La forma de clasificar un suceso depende, pues, del impacto tanto dentro como fuera de la instalación. En el caso de la explosión del reactor japonés de Fukushima este mes de marzo tras el terremoto que sufrió el país asiático, las autoridades lo han situado en el nivel 4, conocido como 'Accidente sin riesgo significativo fuera del emplazamiento'. Esta fase implica un escape pequeño que irradie a las personas del entorno a una dosis del orden del límite anual y un daño parcial de las 'barreras' que contienen el material radiactivo. La escala añade que en este nivel también se produciría una "exposición letal de trabajadores", aunque no ha sido el caso.

Es a partir de este grado donde las crisis empiezan a considerarse 'graves'. Así que las actuaciones desde este punto suelen ser comunes, variando únicamente la intensidad. Responde a tres ideas: evacuación del lugar del suceso; confinamiento y protección si la exposición es corta pero muy intensa; y la administración de yodo a las personas que hayan recibido radiación. Este elemento bloquea la fijación del yodo radiactivo en la glándula tiroidea.

El Gobierno japonés cumplió punto por punto el protocolo. Tras el incidente, evacuaron a todas las personas situadas en un radio de 10 kilómetros, posteriormente ampliado a 20. Paralelamente, se administró también el yodo a la población, a la que midió los niveles de radiación recibida.

Información, sentido común y orden
Más allá de estas actuaciones, queda el sentido común de la población y las recomendaciones por parte de las autoridades locales que, primordialmente, se centrarán en crear y mantener los canales de comunicación con la población. De hecho, una de las primeras medidas que se aplican en caso de incidente grave es el uso de megafonía para alertar del accidente aunque las actuaciones en uno de esos casos podrían llegar hasta una evacuación definitiva y una prohibición del consumo de agua o alimentos de un área afectada, como sucedió -y sucede- en Chernóbil.

En España, donde el mayor incidente fue el de la central de Vandellós I de Tarragona en 1989 (Nivel 3), los ámbitos de actuación vienen regulados por el Plan Básico de Emergencia Nuclear, aunque la responsabilidad y los pasos a seguir los marca el Plan de Actuación de Emergencias del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN).

De acuerdo al mismo, existen cuatro 'Modos de Respuesta' (del 0 al 3). El 'Modo 0' está activo de forma permanente y el resto entrarían en funcionamiento según la gravedad de la emergencia. Así que llegue o no llegue el momento, al menos estamos prevenidos. En todo caso, la directora de Seguridad Nuclear del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), Isabel Mellado, aseguró este sábado que todas las instalaciones españolas "cumplen los requisitos" de acuerdo a la actividad sísmica de España.

(Fuente: El Mundo)

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