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Condenan a dos empresas a pagar 60.000 euros por un accidente laboral

28/01/2011

Bienvenido P. R. sufrió un aparatoso accidente laboral que a punto estuvo de costarle una de sus piernas. De ello hace casi seis años y ayer la justicia terminó posicionándose del lado de la víctima, con la condena de los cinco responsables del suceso. Se trata de Antonio F. B, técnico y jefe de obra de Jerecom, empresa en la que el obrero prestaba sus servicios en ese momento; Nieves G. M, jefa de obra de Coprasa, firma que había subcontratado a su vez a la anterior; Juan Pedro H. C, jefe de seguridad de Coprasa; Abel S. R. y Juan José L. C, ambos coordinadores de seguridad de la obra.

En virtud de un acuerdo alcanzado entre la partes, que posibilitó que ayer no se llegara a celebrar el juicio, estas cinco personas tendrán que abonar una multa que ronda los 3.600 euros por cabeza por dos delitos de lesiones imprudentes, uno de ellos contra los trabajadores. Además, harán frente a una indemnización de alrededor de 60.000 euros a la víctima, mucho más cuantiosa que la que solicitaba la Fiscalía de 40.000 euros.
Así lo confirmaron fuentes del caso, corroborando que la sentencia ya es firme desde este mismo momento. Como publicó LA VOZ hace dos semanas, los hechos por los que se han condenado a los cinco imputados se remontan al 14 de abril de 2005, cuando Bienvenido P. R. estaba trabajando en una promoción de viviendas de VPOs de la zona sur, contratado por Jerecom.
El obrero se encontraba en el hueco de una futura piscina extendiendo un relleno cuando se produjo un desprendimiento de tierras que le dejó parcialmente sepultado. Ello ocurrió a raíz de que un compañero se aproximara en una retroexcavadora para arrojar un par de palas de zahorra en la estructura. Cuando se alejó por un lateral de la piscina ocurrió el accidente.
En su escrito, la Fiscalía consideraba que no se habían tomado las medidas preventivas necesarias, como que no se dio el talud adecuado a las paredes de la excavación y tampoco se impidió la presencia de maquinaria en movimiento en la parte de mayor altura de cota del terreno, donde se produce el desprendimiento de tierras, sin respetar la distancia legal de seguridad.
Como consecuencia de todo ello, el trabajador sufrió una fractura completa del fémur izquierdo que tardó más de un año en curar y le impidió realizar su actividad habitual. Las secuelas que le han quedado son dolor, cojera y perjuicio estético, sin olvidar que estuvo sometido mucho tiempo a rehabilitación y asistencia psiquiátrica.


(Fuente: La voz digital.es)

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