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Un vigués incapacitado tras un accidente laboral declara que ató un cestón a una elevadora porque "era lo habitual"

07/12/2010

Negligencia de un trabajador, como aseguran sus jefes, o falta de medidas de seguridad como afirma la víctima. Un accidente laboral sentó ayer en el Juzgado de lo Penal 2 de Vigo a tres personas acusadas de un delito contra el derecho de los trabajadores. En febrero de 2006 Andrés A. llevaba 18 meses trabajando con un contrato de electricista en prácticas en una empresa viguesa. El administrador de la firma le envió a la nave de una industria de componentes de automoción para cambiar unas luminarias. El joven se precipitó desde unos 8 metros de altura del cestón de plástico que ató con una cuerda a una carretilla elevadora para llegar a la zona de luces. Las lesiones fueron tan importantes que derivaron en una incapacidad absoluta.

La fiscal pide para el jefe de equipo, el administrador de la firma eléctrica y el gerente de la empresa de componentes de automoción año y medio de prisión, 3.600 euros de multa y 55.000 euros de indemnización para el trabajador.

Las versiones de víctima y acusados difieren radicalmente. Sus jefes niegan haberle encargado el trabajo y menos que utilizara la carretilla. El joven, por su parte, explicó que el coordinador, a quien acompañaba el gerente de la factoría, le ordenó arreglar dos de las luces y "como era habitual" cogió una carretilla elevadora que había allí, le colocó encima un cestón de plástico lo ató con una cuerda y se montó sin arnés porque "no tenía a donde atarlo". Su compañero, explicó, manejó por primera vez en su vida una carretilla subiéndolo a 8 metros de altura. Cuando bajaba, la cesta volcó y resultó herido. No recordaba si él mismo pidió ya en el suelo un arnés, o si era la gente que estaba allí quien lo hizo. Relató que no había tenido ni cursos de formación para manejar la carretilla ni de prevención de riesgos.
El coordinador sostuvo que las luces que tenían que arreglar no eran las del almacén, donde ocurrió el accidente, sino otras más bajas situadas a dos metros de altura en el área de prototipos para lo que no se necesitaba más que una escalera. Adujo que el abandonó la zona para realizar otras reparaciones en la misma nave y que tuvo conocimiento del accidente cuando el otro compañero llegó corriendo pidiendo un arnés.
El administrador de la empresa de electricidad aseguró en la sala que eran muy rigurosos en materia de seguridad y que para cambiar luces a 8 metros de altura alquilaban una plataforma elevadora. Afirmó que su empleado había asistido a cursillos de prevención laboral y a otro de manejo de carretillas y que no le ordenó el trabajo. El gerente de la firma de automoción aseveró que el día del accidente estaba en otra fábrica de Portugal.


(Fuente: Faro de Vigo)

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