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Málaga llega al final del verano con los incendios en mínimos históricos

10/09/2010

Llamada al servicio de información de Infoca:

«¿Cómo va todo por Málaga?»

Respuesta: «Todo tranquilo».

Esta ha sido la tónica en lo que va de verano, y la suma de sucesivas jornadas en calma ha dado como resultado una de las estadísticas más positivas de los últimos cuarenta años (desde que existen datos).
En lo que va de verano han ardido en la provincia un total de 62,3 hectáreas, de los que solo 1,6 correspondían a arbolado y el resto a matorral, según los datos aportados por la Delegación de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía. El número de actuaciones también ha sido atípicamente baja, con un total de 38, de las que 20 fueron conatos y 18 incendios reales.
Si se mantiene la tónica, 2010 pasará a la historia como el año con menos incidencia del fuego en los bosques de la provincia, un récord que en la actualidad tiene el verano de 1996 (54 hectáreas y 30 intervenciones). Con todo, aunque la campaña de verano de los servicios de extinción se mantendrá abierta hasta el 15 de octubre, este año ha fijado la cifra más baja de árboles calcinados desde 1968, con apenas una hectárea y media, mientras que en el anterior récord se perdieron 30 hectáreas de masa arbórea.

Año lluvioso

El registro tiene una mayor importancia si cabe ante el contexto ambiental en que se ha producido, pues al inicio de la temporada los expertos alertaron del «riesgo extremo» de fuego durante este verano. Ello se explicaba por la abundancia de masa forestal fina que había crecido gracias a las abundantes lluvias que se habían producido durante todo el invierno e incluso a las puertas mismas del estío y que al secarse facilitarían la propagación de las llamas.
Además, el dato contrasta con el que se produjo en 2009, que fue muy negativo, con un total de 931 hectáreas afectadas. Esta vez, las labores de prevención a lo largo del año, la eficacia de los dispositivos de extinción y la mayor concienciación ciudadana se han aliado en favor de la pervivencia de los ricos espacios naturales del interior.
La gráfica de las cuatro décadas muestra una tendencia general descendente, aunque con fuertes altibajos. La década de los 70 fue la peor en cuanto a incendios forestales, especialmente el año 1975, que fijó el máximo absoluto, con un total de 22.767 hectáreas quemadas. Los 80 se mantuvieron más estables, con una media de 4.000 hectáreas quemadas por año.
La década de los 90 empezó mal, con 12.275 hectáreas perdidas en 1991, aunque también fijó el mínimo histórico hasta la fecha, con varios años por debajo de las mil hectáreas. Con el cambio de siglo se ha consolidado el descenso de incidentes, con un máximo, en 2004, de 1.674 hectáreas. En cuanto a los considerados «grandes incendios», el peor año fue 1975, con cinco casos; mientras que empatan a tres los años 1983 y 1991.
La delegada de Medio Ambiente de la Junta, Remedios Martel, reconoció que es el mejor dato al final del verano desde que existen registros, aunque pidió prudencia y recordó que la campaña estará activa hasta octubre. «Los datos de julio y agosto son muy buenos. Se manifiesta que la labor de prevención funciona, junto a las inversiones que se han realizado y la profesionalidad y la eficacia de las personas de Infoca».

Labor de prevención

Martel destacó la eficacia de los protocolos de actuación. «Son profesionales que trabajan todo el año, primero en prevención y luego en extinción. Se controlan los incendios en unos tiempos récord desde que se produce un foco», asegura. Al tiempo, recalca las labores de limpieza, silvicultura y de preparación de cortafuegos durante todo el año, unida a la mejora de la concienciación ciudadana: «Cada vez hay más cuidado de los ciudadanos, pero tenemos que seguir insistiendo en la concienciación y en la corresponsabilidad, porque esto es un trabajo conjunto, la suma de todos». La delegada recordó que todavía existe un altísimo riesgo de incendios y pidió a los ciudadanos que no bajen la guardia y alerten al 112 de cualquier riesgo.
El operativo especial de vigilancia y extinción ha aumentado su dotación presupuestaria este año hasta los 22,5 millones de euros (cuatro más que el año anterior) y ha puesto en servicio a un total de 600 efectivos, entre medios terrestres y aéreos. Entre las novedades del plan para este año destaca la incorporación de una nueva unidad móvil de puesto de mando avanzado, desde la que se dirige la extinción y se coordinan los medios terrestres y aéreos; y la renovación de los sistemas de comunicación.


(Fuente: Diario Sur)

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