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Editorial

En el pensamiento Chino existe un tipo de conocimiento llamado 工夫 (literalmente: 工 gōng "trabajo" y 夫 fu "hombre"), y se suele definir como la habilidad adquirida a través del tiempo, con esfuerzo, dedicación y continuidad. Este concepto es aplicable a cualquier actividad que se realice procurando de hacerla de la mejor manera posible. Este tipo de conocimiento no se adquiere a través del aprendizaje de conceptos sino a través de la práctica, pero sólo de una práctica con consciencia o de una práctica reflexiva. Una posible traducción a la terminología occidental sería la de entrenamiento o trabajo continuo.

Es evidente que no se puede aprender a conducir con un manual o mediante el visionado de una película, sólo se puede aprender a conducir conduciendo. Pero aún así ¿Los conductores con mayor experiencia suelen conducir mejor? Paradójicamente no ocurre así, por lo general nuestra práctica de la conducción no suele ser 工夫, al poco tiempo de obtener el carnet empezamos a dejar de practicar con consciencia, dejamos de preocuparnos por hacerlo de la mejor manera posible, pensamos que nuestro aprendizaje de la conducción finalizó al obtener el permiso y poco a poco vamos adoptando malos hábitos, de este modo aprendemos a conducir conduciendo pero paradójicamente conduciendo también olvidamos el conducir.

Pero pensemos por ejemplo en un piloto de Fórmula 1, es evidente que su práctica diaria de la conducción es 工夫, el piloto estudiará minuciosamente cada detalle, cada día introducirá pequeños y precisos ajustes en su conducta para tratar de hacerlo de la mejor manera posible, cada día algo mejor. Para ello el piloto tiene un campo de entrenamiento previo al día de la carrera.
Nuestro campo de entrenamiento previo es la Charla Pretarea o práctica en predicción de riesgos. Su objetivo no puede ser otro que el de ejercitar nuestra intuición preventiva para facilitarnos una buena improvisación. Practicando la charla Pre-tarea de un modo serio y continuado hemos de suponer que cuando se realice el trabajo y se materialice el riesgo estaremos preparados y espontáneamente sabremos cómo actuar, puesto que la situación ya ha sido experienciada. Pero ¿estamos realizando esta práctica de la mejor forma posible? ¿Conseguimos que nuestra práctica implique una mejora real en la seguridad de nuestros trabajos?

En el ámbito laboral japonés está extendida la práctica del 危険 Kiken (peligro) 予知 Yochi (predicción), que podemos traducir como práctica para la percepción de peligros.

Imaginemos a seis trabajadores nipones que reunidos en círculo señalan con el dedo en coro hacia los puntos de peligro del día, visualizando los comportamientos a adoptar frente a determinadas situaciones de riesgo. Al ver esta imagen uno no puede más que sentir una cierta perplejidad. Realizan una especie de charla pre-tarea en coro. Con esto además de aumentar la capacidad de percepción de riesgo buscan cultivar la unidad y la solidaridad del grupo, uniendo las voluntades de todos hacia el objetivo común la prevención de riesgos.

La práctica de señalar con el dedo no es algo superficial, existen estudios en Japón (Instituto de Investigación Técnica de Ferrocarril en 1994) que indican que la tasa de incidencia de errores de operación disminuye hasta por debajo de un sexto cuando “se practica dicha comprobación” en comparación con los casos en los cuales “no se realiza”. Incluso existen estudios de cómo debe señalarse con el dedo, como colocar la mano en la cadera etc.

Existen otras variantes del ejercicio pero lo importante en todos los casos es que durante el entrenamiento se debe discutir, pensar y comprender mutuamente en un grupo pequeño de miembros del mismo lugar de trabajo (o preguntándose a solas) sobre los posibles “factores de riesgo” ocultos o de las operaciones (comportamientos inseguros y estado inseguro que puedan ocasionar accidentes laborales e incidentes), así como sobre los posibles “fenómenos” resultantes (tipos de accidente).

Al modo japonés la actividad de Kiken Yochi se practica como GōngFu, como un trabajo continuo de mejora de la percepción del riesgo. Puesto que la habilidad para percibir riesgos solo podremos adquirirla a través del tiempo, con esfuerzo, dedicación y continuidad.

Esta pequeña parada en oriente nos debería facilitar la reflexion: ¿podemos hacerlo mejor? ¿Y si señalamos con el dedo? ¿Y si hacemos grupos más pequeños? ¿Realmente estamos aprovechando todos los beneficios de las charla pretarea? ¿Tal y como lo hacemos hemos mejorado nuestra capacidad para percibir el riesgo? ¿Nos estamos esforzando lo suficiente en esta tarea?

La charla pretarea debería ser entendida no tanto como un registro sino como una práctica, no tanto como una actividad puntual sino más bien como un entrenamiento continuado de nuestra capacidad de percepción. No tanto como una obligación sino más como una oportunidad de mejorar. Solo mediante una práctica seria y constante seremos capaces de generar la habilidad y sólo si conseguimos generar y fortalecer nuestra habilidad para percibir peligros lograremos integrar esta capacidad en nuestro modo de ser. ¡Recambiemos nuestra actitud!


José M. Iglesias Morón
Tec. del Servicio de Prevención del Grupo ISASTUR

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